SIMBIOSIS CIUDAD-PUEBLO Muchos dicen que las áreas urbanas no son sostenibles porque no son capaces de producir lo que se necesita y que no actúan como unidades autosuficientes. Aunque estoy de acuerdo con eso yo soy una entusiasta de las áreas urbanas y en especial de mi querida Barcelona. Las ciudades no pueden producir lo que necesitan pero si que son muy eficientes desde otro punto de vista. Los servicios municipales están agregados de tal manera que se amortizan y utilizan entre más ciudadanos. Hablo de servicios médicos y del servicio de basuras. Hablo de tiendas de barrio y del alcantarillado. Con menos espacio tenemos más infraestructuras. El transporte público hace posible el desplazamiento sin coches que contaminan. Los desplazamientos en bicicleta también son posibles en un entorno urbano. Además de esto las ciudades son el centro neurálgico de la economía que mueve el país. Todo pasa en la ciudad de Barcelona. Y del motor económico de la ciudad se benefician las áreas rurales cercanas. Por otra parte las áreas rurales y los pueblos son necesarios justamente por lo opuesto. No son centros económicos neurálgicos, no tienen un aprovechamiento eficiente de las infraestructuras pero tienen lo que las ciudades no tienen: espacio de cultivo. Las áreas rurales suministran producto fresco a las ciudades de la misma manera que las ciudades suministran a las áreas rurales el poder económico y la concentración de servicios. Las ciudades solas no funcionan. Los pueblos solos tampoco. Simbiosis de ciudades con pueblos es una solución que funciona en los dos sentidos siempre y cuando la ciudad favorezca, a través de políticas públicas o de mercado, el uso de los productos cercanos en vez de productos importados. La ciudad necesita al pueblo, pero la ciudad debería estar comprometida en hacer que las personas que viven en los pueblos y cultivan las tierras tengan un futuro viable. La simbiosis deja de funcionar cuando la ciudad ignora los pueblos cercanos y se va al extranjero para conseguir los tomates más baratos. Por otro lado, esta simbiosis también funciona cuando la ciudad se renaturaliza, cuando se hace menos cemento, cuando está comprometida con el medio ambiente. Si la ciudad no colabora con el medio ambiente, a largo plazo se puede destruir el entorno rural donde se cultivan los productos necesarios. Hay estrategias urbanas que ayudan a las ciudades a estar comprometidas con el medio ambiente. Muchas se basan en llevar el verde a las ciudades. El verde en las paredes, el verde en los parques, el verde en los interiores de manzana, el verde en las azoteas, el verde dentro de casa. Otras estrategias tienen que ver con la sensibilización ciudadana de ser eficientes con nuestros recursos especialmente con la energía. Y una vez ya somos eficientes con nuestra energía, otra estrategia es favorecer el uso de energías renovables. Este es el secreto de una ciudad más resiliente. Y de una simbiosis ciudad-pueblo efectiva y duradera.